jueves, 31 de diciembre de 2015

La Separación de Panamá de Colombia: una visión geopolítica (Décima y última parte)

La Separación de Panamá de Colombia: una visión geopolítica (Décima y última parte)


Adolfo L. Suárez A.


Durante estas entregas, hemos visto, el tema de la Separación de Panamá de Colombia desde un punto de vista de la geopolítica de la época y cómo la misma también estaba inmersa en la configuración de un Estado panameño en distintos momentos de nuestra historia departamental o de Unión a Colombia.

Los Próceres de la Independencia de 1903.

Es importante destacar, y siempre he sido de esta opinión, que no podemos negar que siempre hubo la existencia de un sentimiento nacional a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, el mismo no estaba totalmente desarrollado en comparación a otros Estados latinoamericanos, y existían otros factores tales como la poca población del territorio del Istmo, el apoyo inicial de elementos de la clase criolla a la Corona Española durante la lucha independentista, la presencia del Virrey en suelo panameño por un periodo de tiempo, entre otros más, cuando Panamá alcanzó su independencia el 28 de noviembre de 1821, lo que la motivó a unirse a la República de Colombia de Simón Bolívar (la Gran Colombia).

Durante los casi ochenta y dos años de unión a Colombia se llevaron a cabo y por distintas razones tres intentos de separación entre 1830 a 1840. El primero como respuesta a la reunión del proyecto bolivariano con José Domingo Espinar; el segundo que fue motivado por intereses económicos y caudillistas; y el tercero, de más duración que configuró la primera república en suelo panameño en trece meses de existencia.

Después vimos el proyecto federalista de Justo Arosemena, que planteó la autonomía del Istmo dentro de un régimen federal, el cual duró treinta años. En 1862, Santiago de la Guardia llevó a cabo otro movimiento que intentó separa el Istmo, pero que murió con su propia muerte en combate.

Con la caída del federalismo y el fracaso del Canal Francés, sumado a la constante inestabilidad política colombiana (en especial la Guerra de los Mil Días) y el rechazo al Tratado Herrán-Hay en agosto de 1903; los istmeños se convencieron definitivamente de la necesidad de separar al Istmo de la República de Colombia y dirigir su propio destino.
Antes de analizar esta última parte del tema, hay que recordar que hay autores que señalan la creación de la República de Panamá como un invento de intereses económicos foráneos que dieron paso a la llamada Leyenda Negra frente a quienes señalan la separación de Panamá de Colombia como la respuesta a la anhelada libre autodeterminación de dirigir su gobierno y sus leyes. Desde el primer momento, autores como Oscar Terán y el propio Belisario Porras escribieron su rechazo a la separación de Panamá de Colombia. Posteriormente, autores colombianos, de los cuales destaca Eduardo Lemaitré y su libro Panamá y su Separación de Colombia contribuyeron a dar énfasis investigativo a esta llamada Leyenda Negra. Más reciente, el historiador Olmedo Beluche con su libro La Verdadera Historia de la Separación de 1903: reflexiones en torno al Centenario, y el investigador Ovidio Díaz con su libro El país creado por Wall Street: La historia prohibida de Panamá y su Canal, ampliaron el tema de la Leyenda Negra.

Si tenemos a defensores la tesis de la Leyenda Negra, también existen autores panameños que analizaron el papel de los próceres de la independencia frente al curso de los acontecimientos y defienden sus actuaciones frente a los acontecimientos de noviembre de 1903. El más reciente de estos estudios fue publicado en 2014 por Julio Ernesto Linares Franco, con el título La Leyenda Negra: Engaño y Ficción.


Si es cierto, y como hemos visto, hay factores geopolíticos y grandes intereses económicos que intervinieron en el tema de nuestra separación con Colombia con el propósito de lograr que el paso entre los mares, como David McCullough tituló a su libro en 1977, fuera construido por el Istmo de Panamá; no se puede soslayar ese anhelado deseo de autodeterminación de los panameños presente en distintas generaciones desde el siglo XIX.

Ahora en el tema, el rechazo del Tratado Herrán-Hay de agosto de 1903 por parte del Senado colombiano, inició un punto de no retorno. José Agustín Arango desde mayo de 1903 reunió primero a un grupo de personas cercanas: sus hijos Ricardo, Belisario y José Agustín, sus yernos Samuel Lewis, Raúl Orillac y Ernesto Lefevre y a l amigo de la familia Carlos Constantino Arosemena. Al grupo se unió, J.R. Beers, Agente de carga de la Compañía del Ferrocarril de Panamá. Posteriormente, reunió a un grupo de notables ciudadanos miembros del Partido Conservador en Panamá y logró que todos se unieran para crear un plan secesionista en el Istmo de Panamá y así lograr la negociación de un tratado para lograr el anhelado proyecto de un canal por Panamá. Entre estos panameños tenemos a Manuel Amador Guerrero, Manuel Espinosa Batista, Ricardo y Tomás Arias, Federico Boyd, y otros que crearon la Junta Separatista y buscaron la forma de alcanzar un apoyo de los Estados Unidos a la causa independentista, aprovechando los vínculos que Arango y Amador tenían con la Compañía del Ferrocarril de Panamá. De esta iniciativa surgió el viaje de Amador Guerrero a los Estados Unidos para lograr una entrevista con William Nelson Cromwell, la cual no se pudo lograr, ante el rechazo de este último, momentos en donde reaparecería la figura de Philippe Bunau Varilla quien se comprometió con la causa con algunas condiciones.

Caricatura del presidente estadounidense Theodore Roosevelt.
Mientras esto ocurría, el Secretario de Estado John Hay le escribió al presidente Theodore Roosevelt el siguiente texto: "Es probable que haya una rebelión en el Istmo de Panamá en contra del ignorante y desatinado gobierno de Bogotá...Nuestra intervención no debe ser improvisada ni para beneficio de Bogotá como hasta ahora ha sido. Yo me aventuro a sugerirle que lo piense por dos o tres semanas . Dos días después, el Presidente contestó: Apruebo totalmente la idea. . .No hagamos nada...ahora hay dos alternativas. La primera decidirse por Nicaragua. La segunda, intervenir cuando sea necesario...en alguna forma, para asegurar la ruta por Panamá sin tener que tratar más con los tontos y homicidas corruptores de Bogotá..." 1 Había la tercera alternativa de alcanzar una política conciliatoria con Colombia, pero esta alternativa no era compatible con el carácter del propio presidente Roosevelt.

En agosto de 1903, el profesor de Derecho Internacional y Diplomacia de la Universidad de Columbia John Bassett Moore, le escribió en agosto de 1903 al presidente Roosevelt un memoradum que le sirvió de justificación legal para presionar a Colombia y que le llegó en el momento más oportuno. Moore propuso no tomar el Istmo por la fuerza, pero sugirió que el viejo tratado de 1846 (el Tratado Mallarino-Bidlack) obligaba a Colombia a permitir a los Estados Unidos la construcción del Canal por Panamá, dentro de sus artículos. Además, los Estados Unidos por más de 50 años le había asegurado a Colobia su soberanía sobre el Istmo con el mutuo propósito de mantener un tránsito franco y expedito en dicho territorio. Con esta doctrina formulada por Moore sin ningún interés político, Roosevelt le envió el memorandum a Hay con la opinión de que la construcción de una vía interoceánica por Panamá era un derecho y se mostraba a favor de la recomendación de Moore.

Mientras tanto, de la reunión entre Amador y Bunau Varilla y el compromiso entre ambos, el grupo de ciudadanos conservadores inició los acercamientos con los líderes liberales y con el General Esteban Huertas, jefe del Ejército colombiano en Panamá; acordándose llevar a cabo la secesión el 28 de noviembre de 1903 originalmente. Bunau Varilla sostuvo diversas reuniones con Roosevelt y Hay. 

El gobernador del Istmo, José de Obaldía, quien también simpatizaba con el movimiento inventó una supuesta invasión de nicaragüenses en el área de Bocas del Toro con el propósito de burlar a las autoridades, las cuales respondieron enviando al Batallón Tiradores dirigidos por el General Tovar desde Cartagena a Colón. Esto llevó a la Junta a precipitar los hechos al día 3 de noviembre. Ya advertidos de esta movida, los Estados Unidos envió a los barcos de guerra Dixie y Nashville a Colón con la orden de impedir el desembarco y traslado de tropas colombianas de Colón a Panamá. Por otra parte, otros barcos de guerra de los Estados Unidos fueron enviados a Panamá.

Los próceres separatistas de la ciudad de Colón.
Como ya es sabido, el Superintendente del Ferrocarril, Coronel James Shaler, solo envió al General Tovar y los oficiales colombianos por tren, los cuales fueron arrestados por Huertas y los liberales dirigidos por Domingo Díaz, Carlos A. Mendoza, Eusebio A. Morales y Guillermo Andreve convocaron al pueblo dar apoyo al movimiento y así consolidar la independencia que fue aprobada por el Consejo Municipal de la Ciudad de Panamá., dando nacimiento a la República de Panamá. El día 5, los miembros de la Junta Separatista de Colón lograron que las tropas colombianas regresaran a Colombia tras sobornarlos y pagarles salarios pendientes, consolidando a la nueva república. Sin embargo, la independencia plena solo duró hasta la noche del 18 de noviembre, fecha en que el Representante de Panamá ante el gobierno de Washington, el ingeniero Bunau Varilla, firmara con el Secretario de Estado John Hay, el funesto Tratado Hay-Bunau Varilla, el que comprometió la soberanía de la naciente república por muchos años.

En fin, Roosevelt y Hay apoyaron el movimiento y lograron la construcción de la vía interoceánica y su dominio y los panameños alcanzamos la anhelada independencia, pero a un alto precio. Bunau Varilla y los inversionistas franceses y de Wall Street lograron recuperar su dinero y se desligaron del destino de la nueva república. 

Notas
1. Gerstle Mack. La Tierra Dividida. Panamá, Editorial Universitaria, 1993.

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