jueves, 21 de noviembre de 2013

JFK y Panamá

JFK y Panamá.


Adolfo L. Suárez A.


Hoy, un viernes 22 de noviembre de 1963 en la ciudad de Dallas, Texas, el presidente de los Estados Unidos de América John F. Kennedy fue asesinado mientras viajaba en el auto que circulaba por la Avenida cuando pasaba por la Calle Elm y la Plaza Dealey.

Presidente John F. Kennedy.
Foto oficial de la Casa Blanca.
 Kennedy, quien se convirtió en el trigésimo quinto presidente a su edad y en símbolo de una nueva generación de jóvenes de su país que tomaban los destinos de su país, llenó de ilusiones y esperanzas a esos quienes creyeron en su mensaje presidencial en esas históricas palabras en su discurso de toma de posesión: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país".  Su muerte causó un profundo shock que estremeció a la nación estadounidense y al Mundo entero al ver cómo el primer mandatario de esta nación moría a manos de tres disparos. Aunque en un principio, se señaló a Lee Harvey Oswald como el asesino, existen teorías que señalan que hubo un segundo asesino que participó del magnicidio. No obstante, a pesar de los años, aún persisten la sensación de una conspiración.

Independiente a que se conmemora el cincuentenario de tan horrible capítulo de la historia de los Estados Unidos de América, Kennedy tuvo en su vida contacto con Panamá en dos momentos de su vida. 

El primer momento de su vida ocurrió en los años de la Segunda Guerra Mundial cuando, después de haber logrado entrar a la Marina, siendo asignado a la oficina de la Secretaría de la Marina, para luego pasar por un entrenamiento que le llevaría a su asignación a Panamá, antes de ir a luchar en el Pacífico.  Es en esos días que es asignado a la base que se estableció en la isla de Taboga donde el entonces oficial John F. Kennedy con el rango de teniente se convirtió sin saber en el tercer huésped más famoso de la isla tras Francisco Pizarro y Paul Gauguin.

Posteriormente, ya siendo presidente de su país, tendría que encontrarse con el tema de las reclamaciones panameñas frente a los Estados Unidos en el tema del Canal de Panamá. Si es cierto, Panamá no era un tema principal en su agenda de política exterior, decidió responder al mismo, tras los acontecimientos de 1958 y 1959 (Operación Soberanía y Siembra de Banderas).

Aquí habría de coincidir con un presidente que era popular para la época, Roberto Francisco Chiari, quien había asumido la presidencia en octubre de 1960. Después de una serie de acercamientos, Chiari envió una primera carta a Kennedy el 8 de septiembre de 1961 planteando las aspiraciones panameñas sobre un arreglo justo que satisficiera sus demandas. Kennedy respondió a la carta de Chiari con una carta fechada 2 de noviembre de ese mismo año. El 30 de abril de 1962, Kennedy envió una carta al presidente Chiari para abordar ampliamente el tema de la carta que recibió en septiembre de 1961 y en esta se hace efectiva la invitación del presidente Kennedy al presidente Chiari a visitarle en Washington, DC. El presidente Chiari contestó a la nota de Kennedy a través de una nota fechada de 17 de mayo de 1962 y en esta, Chiari aceptó la invitación de ir a Washington, DC. Una última carta apareció en este intercambio de comunicaciones con fecha de 25 de mayo de ese año y en la misma Kennedy mostró su complacencia por la aceptación de Chiari a visitar la Casa Blanca.

La vista se produjo entre los días 12 a 16 de junio de 1962, y en ellas, los dos mandatarios conversaron a profundidad el tema de las aspiraciones panameñas de una revisión de la relación existente entre ambos países. Mientras Chiari fue directo en el tema de las aspiraciones panameñas, Kennedy reconoció su disposición a encontrar solución al tema sin olvidar de que el tema tendría fuerte resistencia en algunos sectores políticos de su país al momento de abordar el tema.  De esta visita surgió el denominado Acuerdo de las Banderas o Acuerdo Chiari-Kennedy que disponía la izada de la bandera panameña en sitios públicos dentro de la Zona del Canal de Panamá y un Memorándum secreto que no se dio a conocer hasta enero de 1964 con los sucesos de ese año.
Presidentes John F. Kennedy y Roberto F. Chiari
en Washington, DC. Junio de 1962.

Los dos gobiernos designaron sus equipos de trabajo e iniciaron el trabajo para encaminar el Acuerdo firmado entre los dos presidentes. No obstante, se produjo un letargo en las decisiones.

Chiari y Kennedy volvieron a reunirse en la reunión que sostuvo el presidente Kennedy con los presidentes de América Central en San José, Costa Rica, entre los días 18 a 20 de marzo de 1963. En esa reunión, Kennedy y Chiari se reunieron por cerca de una hora en la Embajada de los Estados Unidos en costa Rica para conversar sobre lo tratado en la visita a Washington, DC. Posteriormente, en conferencia de prensa, después de regresar de Costa Rica, el presidente Chiari informó al país sobre su reunión con el presidente Kennedy.

La comisión continuó durante 1963 reuniéndose con falta de acuerdos en varios momentos, hasta que se logró alcanzar el acuerdo de izada de la bandera panameña a partir de 1964. Sin embargo, Kennedy no vivió para ver el final del trabajo de esta Comisión ni menos los resultados de este acuerdo que derivaron en los sucesos de enero de 1964 por este tema de la izada de la bandera panameña. Su sucesor Lyndon B. Johnson sería quien tendría que enfrentar la prueba que produjo el final del revisionismo y el inicio del abrogacionismo de la Convención del Canal Ístmico o Tratado Hay-Bunau Varilla de 18 de noviembre de1903.

Kennedy, su vida, su presidencia y su muerte han sido fuente de inspiración para muchos; pero era necesario recordar a este hombre que de una forma u otra, nuestro país estaba más cerca de lo que pensamos. En el cincuentenario de su trágica muerte, hoy en este blog rendimos un homenaje.






lunes, 11 de noviembre de 2013

Panamá: entre Montesquieu y el capricho político.

Panamá: entre Montesquieu y el capricho político.
Adolfo L. Suárez A.



Panamá
  En 1748, el francés Charles Louis de Secondat, señor de Brede y barón de Montesquieu, publicó la obra clásica de las ciencias políticas: El Espíritu de las Leyes, obra que estableció lo que hoy conocemos como "la separación de los poderes". Claramente, él señalaba que la autoridad no puede tener en sus manos los poderes ejecutivo, legislativo y judicial; y los mismos, claramente, deben estar separados para actúen como frenos y contrapesos entre sí, con el propósito de trabajar en forma armónica y evitar los excesos de otro en un momento en que se excedan.

Tras la reciente intervención de la Sala Tercera de la Corte Suprema,  al emitir fallo en un tema de materia electoral, el cual llevaba las firmas del Magistrado Alejandro Moncada Luna y las de los magistrados suplentes Gabriel Fernández y Efraín Tello, demostró una vez más, las intenciones de alterar la voluntad popular en las próximas elecciones del 4 de mayo de 2014, abriendo la puerta a la Corte Suprema de Justicia a intervenir, e inclusive declarar el resultado de dichos comicios. Por supuesto, la reacción que provocó en la sociedad civil, abogados, gremios, partidos políticos, inclusive de sus propios colegas de Sala, los magistrados Luis Ramón Fábrega y Víctor Benavides, no se hizo esperar.

Lo más ridículo, fue el retiro de la querella por parte del movimiento gobiernista Panamá Avanza, quienes representados por el primo del Magistrado Moncada como abogado, desistieron de su intento, frente a la repulsa generalizada de la sociedad. Además, ya es conocido todos los vínculos de quienes conforman dicha agrupación con el Gobierno.


Magistrado Erasmo Pinilla.
Presidente del Tribunal Electoral
Las palabras del Magistrado presidente del Tribunal Electoral Erasmo Pinilla, en la inauguración de las nuevas instalaciones de esa institución, más claras y acertadas no podían ser, y más cuando viene del presidente de la única institución que cuenta con la credibilidad ganada ante la opinión pública. Si recordamos sus palabras, directamente apuntó a las "fuerzas oscuras de la política criolla" que desean establecer la continuidad de una administración que confundió el mandato otorgado por la voluntad popular en la administración de un negocio particular y con la licencia para una serie de desmedidas ansias de destruir el sistema democrático que con tanto sacrificio se ha logrado construido en este país.

La Constitución Política de la República de Panamá en el Título IV, Capítulo 3°, en el artículo 143, señala textualmente en su párrafo final:

"Las decisiones en materia electoral del Tribunal Electoral únicamente son recurribles ante él mismo y, una vez cumplidos los trámites de Ley, serán definitivas, irrevocables y definitivas.
Contra estas decisiones solo podrá ser admitido el recurso de inconstitucionalidad."

Este último párrafo del artículo 143, al señalar claramente, la exclusiva competencia en materia electoral del Tribunal Electoral y la admisión de un recurso de inconstitucionalidad, más claro no puede ser. Sin embargo, en estos últimos cuatro años, se ha hecho total y descaradamente, todo lo contrario a los preceptos constitucionales que establecen este equilibrio de poderes. La presentación de una querella que pide la anulación de una decisión del Tribunal electoral sobre una campaña basándose en que vulnera los derechos humanos ha sido la excusa más burda que se ha presentado cuando diversos juristas han señalado que los derechos humanos, desde que la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Americana de Derechos Humanos solo son inherentes a la protección del individuo como ser humano y no a las asociaciones, las cuales se rigen por aspectos legales de acuerdo a la Ley, pretendiendo abrir la puerta de una reelección tal como ocurrió en Nicaragua y cuyos resultados dañinos están cada día más evidentes.
El capricho como medio de toma de decisiones ha sido la fuente generadora de todas estas serie de violaciones, el cual, aunado a las intenciones de montar una dictadura civil en el país por parte de un sector político con una insaciable voluntad de usar el poder y los recursos del Estado de forma irresponsable y desmedida con el fin de hacer negocios a través de sobrecostos en las obras que tanto necesitaba la población, para luego sacarle más dinero a través de impuestos a esos mismos ciudadanos. Del mismo modo, el grupo de políticos tránsfugas, que burlaron la voluntad de sus electores desde el momento en que fueron electos, y que se han convertido en la espina dorsal de este gobierno, han creado toda una serie de leyes que tienen como propósito asegurar su permanencia en el poder a como de lugar y sin importar con el bienestar de aquellos a los que dicen beneficiar, lo cual es en verdad empobrecerlos.

La excesiva campaña masiva del candidato oficialista que nunca va a un debate y solo sale en escenas con actores y usando apoyo público, utilizando el ya gastado mensaje de que Panamá es el segundo país más rico de América Latina como el éxito de un solo gobierno en lugar del esfuerzo conjunto de todas las administraciones que han gobernado Panamá desde 1990, ha sido lo más insultante y burlesco que este gobierno ha llevado a cabo contra la inteligencia de la ciudadanía. Es evidente que Panamá hoy día en números de desarrollo está solo detrás de Chile. Pero, si fuéramos en verdad ese país rico que tanto cacarean, no se debería solo hablar de mega inversiones y de cifras macroeconómicas, sino de un verdadero desarrollo que implique un verdadero cambio en nuestro país y en sus gentes, y no hablar todavía de letrinas, hundimiento del sector agropecuario, corrupción, falta de suministro de agua en las comunidades, transporte todavía deficiente, inseguridad y violencia en las calles, entre otras cosas que acentúan más esa mentira de riqueza en la sociedad.  Además, el CD y sus acólitos constantemente están obviando que también somos parte del club mundial y de países latinoamericanos con una de las peores distribuciones de la riqueza, que al final lo que hace es que la riqueza se concentre en unos cuantos en detrimento de la amplia mayoría. Esto me recuerda y bien encuentra eco en este punto, las palabras del Santo Padre, el Papa Francisco: "A la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza".
El futuro de Panamá está en juego y no podemos permitir que un grupo que aplica la famosa teoría de divide y vencerás, destruya todo lo que costó construir nuestra democracia. Personas que en su mayoría o no lucharon en las calles a finales de los años ochenta en la lucha civilista contra la Dictadura Militar (1968-1989) por la Democracia, Justicia y Libertad, o por personas que en ese entonces participaron de la Dictadura Militar y de su partido político el PRD en esos años y ahora son más CD que nadie gracias a que su conversión a la "locura" les da grandes beneficios. Tampoco podemos olvidarnos de aquellos que se convirtieron a la "locura" por el olor del dinero fácil para sus intereses personales y no para quienes les llevaron a donde están (los tránsfugas y los pavipollos).


Portada de El Espíritu de las Leyes de Montesquieu
El poder no es un fin sino un medio para transformar la sociedad y en eso es que debemos los panameños mirar por encima de todo, el 2014 es la oportunidad para iniciar esos cambios trascendentales que Panamá está exigiéndonos. Solo puedo decir que si Montesquieu estuviera presente viendo este bochorno que se ha dado en este gobierno durante estos cuatro años con las malas prácticas que tanto criticó en las elecciones pasadas, nos recomendaría que primero leyéramos su obra antes de actuar políticamente. Todavía estamos a tiempo y sería el mejor regalo intelectual que podemos hacer en el mes de la Patria.
Por último, la reunión de Los Santos entre CD y unos Panameñistas, no es más que otro intento por menoscabar la institucionalidad del país y la unidad del Partido Panameñista, para entregarlo en bandeja de plata a los intereses mezquinos de aquellas fuerzas oscuras que el Magistrado Pinilla denunció en forma patriótica.




Enlaces:
Discurso del Magistrado Presidente del Tribunal Electoral Erasmo Pinilla en la inauguración de la nueva sede de la institución.

http://www.telemetro.com/noticias/Discurso-Pinilla-inauguracion-Tribunal-Electoral_3_640765975.HTML
 
http://www.tvn-2.com/noticias/videosexclusivos/default.asp?id=7784




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sábado, 2 de noviembre de 2013

Panamá a 110 años de la gesta separatista (Primera parte).

Panamá a 110 años de la gesta separatista (Primera parte).


Adolfo L. Suárez A.


Panamá

Este domingo llegamos a ciento diez años de vida republicana. El movimiento que inició José Agustín Arango y al que se fueron adhiriendo personajes como Carlos Constantino Arosemena, Manuel Amador Guerrero y otros miembros de las filas del Partido Conservador, quienes con la colaboración de miembros del Partido Liberal como Domingo Díaz, Carlos Antonio Mendoza, Guillermo Andreve y otros unieron sus fuerzas para dar nacimiento a lo que hoy es la República de Panamá en un día 3 de noviembre de 1903. En ese día, Panamá logró hacer realidad, el anhelo de varias generaciones que lucharon por tratar de hacer del Istmo, un Estado soberano e independiente, tras los fracasos de un proyecto hanseático en 1826, los intentos separatistas de 1830, 1831 y 1840 y el federalismo colombiano de 1855-1886 auspiciado por hombres como Justo Arosemena.

El Istmo de Panamá no escapó a las luchas constantes por el poder que se suscitaron en la Colombia del siglo XIX y las rivalidades geopolíticas existentes entre las potencias que anhelaban la posesión de una ruta interoceánica por la región centroamericana. No podemos sustraernos del tema, si no recordamos los dos antecedentes que sirvieron como detonantes de esta gestión separatista. La Guerra de los Mil Días y el rechazo por parte del Senado colombiano del Tratado Herrán-Hay firmado entre Colombia y los Estados Unidos de América para la construcción de una ruta interoceánica a través del denominado Departamento del Istmo, nombre con el que se denominaba a Panamá. 

Colombia herida. Pintura de Nicanor Villalaz.

La Guerra de los Mil Días (1899-1902), fue la guerra civil más violenta que se libró en el siglo XIX e inicios del siglo XX en Colombia, no sólo por las rivalidades políticas existentes entre los conservadores y parte de los liberales; también la intervención de países vecinos en el conflicto en apoyo a uno u otro bando, al igual que la intervención en el Istmo por parte de los Estados Unidos en el conflicto amparándose en el Tratado Mallarino-Bidlack de 1846. El Istmo fue uno de los escenarios de cruentas luchas entre los bandos liberal y conservador. En ellas surgieron nombres como los de Belisario Porras y Emiliano Herrera en la primera etapa, los de Victoriano Lorenzo y domingo Díaz aparecieron plenamente en la segunda etapa, y el de Benjamín Herrera en la tercera etapa, respectivamente. Además de la violencia desatada por dicha guerra civil, el Istmo quedó en una total devastación económica y social en todos los sentidos.

En cuanto al rechazo por parte del Senado colombiano del Tratado Herrán-Hay, negociado entre los Estados Unidos de América y la República de Colombia, tras el final de la Guerra de los Mil Días. Es necesario recordar que este tratado, era parte del interés manifiesto de los Estados Unidos por dominar y construir un Canal en el área centroamericana, así como la rivalidad que mantuvo contra la Gran Bretaña por el control de la misma. Es en esta rivalidad que surgió el Tratado Mallarino-Bidlack de diciembre de 1846 y el Tratado Clayton-Bulwer de abril de 1850. El primero firmado entre los Estados Unidos y la Nueva Granada permitía tras una serie de concesiones económicas dadas a los Estados Unidos y el mantenimiento de la neutralidad como el tránsito del Istmo en todo tiempo, mientras se garantizaba la soberanía de la Nueva Granada en el Istmo.1   En el caso del Tratado Clayton-Bulwer, los Estados Unidos y la Gran Bretaña acordaban que no se construiría ningún canal bajo el dominio exclusivo de una de las dos partes en el área comprendida entre la Costa de los Mosquitos, Nicaragua y Costa Rica, así como el no mantenimiento de fortificaciones ni el uso de influencias para lograr dicho propósito, así como su no interrupción.


Tomás Herrán y John Hay.
Imagen tomada de Wikipedia.
Después que la ruta de Panamá lograra su triunfo en el Senado primero, y después su ratificación en la Cámara de Representantes, a través de la Ley Spooner de junio de 1902, en lo que se denominó como "la batalla de las rutas", el gobierno estadounidense inicia negociaciones con la República de Colombia y en enero de 1903, los negociadores, el Ministro Tomás Herrán y el Secretario de Estado John Hay respectivamente, firmaron el Tratado Herrán-Hay. Como es sabido el Tratado Herrán-Hay, además de dar la construcción de un Canal a los Estados Unidos, la cesión por un periodo de cien años y su prorroga unilateral, entre otras cosas. Una vez se inició su discusión en el Senado colombiano, el Tratado fue rechazado en agosto del mismo año, lo que se convirtió en una gran decepción entre los habitantes del Departamento del Istmo, quienes anhelaban el despertar económico del mismo tras el fracaso de los franceses por construir el Canal por territorio panameño.

Esta fulminante noticia fue lo que llevó a los patriotas panameños a llevar a cabo el movimiento separatista de noviembre de 1903. Aquí los próceres se encontrarían con tres personajes con intereses totalmente diferentes, pero que coincidían en su interés en la existencia de una ruta por Panamá: el ingeniero francés Phillippe Bunau Varilla, el abogado de Wall Street William Nelson Cromwell y el presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt. No obstante, los próceres lograron el objetivo y se logró la separación que hizo de Panamá una república independiente.


Los próceres de nuestra independencia.
A pesar de la existencia de la llamada "leyenda negra", la cual aún ha sido sostenida por autores como extranjeros y nacionales como los son más recientemente,  Ovidio Díaz Espino con su libro "El país creado por Wall Street" y Olmedo Beluche con su libro "La Verdadera Historia de la Separación de 1903", frente a otros autores nacionales e incluso extranjeros como Gerstle Mack en su libro "La Tierra Dividida" y otros más, que han defendido lo actuado por los próceres, la separación de Panamá de Colombia fue el momento cumbre de una lucha por alcanzar un Estado nacional soberano y con sus propias características. Panamá ha llegado a demostrar que su identidad nacional ha estado en una permanente construcción y que la misma tiene sus características que la hacen propia de destacar. Una identidad que durante el siglo XX fue construyéndose frente a la lucha reivindicativa por recuperar la franja canalera que cedió en el Tratado Hay-Bunau Varilla y a la que nunca renunció en su soberanía. Sólo queda decir que estamos en el Mes de la Patria que amamos y la que tenemos que amar, respetar y defender.
Viva Panamá y el debate continúa.
Notas
1. La República de Colombia ha tenido diferentes nombres un su evolución política desde su independencia:
  • Desde 1819 a 1831: República de Colombia o denominada por los historiadores como la Gran Colombia.
  • De 1831 a 1858: República de Nueva Granada.
  • De 1858 a 1863: Confederación Granadina.
  • De 1863 a 1886: Estados Unidos de Colombia.
  • Y desde 1886 hasta nuestros días: República de Colombia.